Hola a todos, he vuelto. Ha pasado ya muchísimo tiempo desde que empece con este blog, lo echaba de menos, bastante creo yo. Aquí escribía como me sentía cada día, intentaba explicarme a mi mismo que estaba pasando en esos momentos, intentaba ser feliz. No lo conseguí, ni lo he conseguido. Sigo sin ser feliz en este mundo, pero, intento sonreír todos los días sin miedo a nada. Una vez me dijeron que diera todo lo que yo tenía que dar, que hiciera al mundo de color y que no lo viera en blanco y negro, que fuera feliz. Es difícil decir eso cuando te machacan día a día preguntando rumores que son mentiras, que fueron inventados para joder aún más. Aunque eso ya me preocupa muy poco, me preocupa el presente, me preocupa si mañana cambiara mi vida con solo una mirada o con solo una sonrisa, me preocupa si la esperanza se acuerda un poco de mi o si la felicidad y el amor me recuerdan. Creo que se han olvidado hasta de que existo, pero bueno, intento seguir mi camino de frente sin importar lo que se me ponga por delante. No estoy triste, ni estoy feliz, me he acomodado a ser algo que esta en medio, que no tiene que ver nada con el uno o con el otro, que da igual si va todo mal que seguirá yendo mal, da igual si va todo bien porque en algún momento se volverá a torcer. Ya da igual todo. Soy alguien nuevo, me llamo Francisco Javier Garcés Morales y hoy haré que todo el mundo sea de color, que me importe todo una mierda con tal de ser feliz. ¿El mundo me da la espalda? Pues que le follen. Yo nací para disfrutar de la vida y no para estar jodiendomela con tonterías que con el tiempo serán borradas. Hoy me he prometido una cosa, que voy a ser feliz para siempre. Gracias.
"Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo, pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico pero siempre está ahí. Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos... Cuando los aviones se estrellaron contra las torres gemelas, que yo sepa, ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza. Todas fueron mensajes de amor. Si lo buscarais, tengo la extraña sensación de que descubriríais que el amor en realidad, está en todas partes."
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